jueves, 4 de junio de 2009

Transición del nuevo gobierno

Tal y como lo han estado mencionando la mayoría de los periódicos del país así como los noticieros tanto televisivos como radiales acerca del momento histórico que atraviesa nuestro país por la transición de un gobierno de derecha hacia uno de izquierda, sin embargo dicha transición se da en momentos de coyuntura dificil.

De nadie es oculto la coyuntura que se vive a nivel internacional, con crisis económica de grandes dimensiones y sin luces en el horizonte que nos muestre el final de semejante situación, aparejado a ella los desafíos propios de nuestra situación económica y social en la cual abundan la pobreza, el desempleo, salarios bajos, baja productividad, delincuencia, inseguridad, una institucionalidad secuestrada, etc. Situaciones muy comunes en países como el nuestro (El Salvador) que son caracterizados como subdesarrollados; sin embargo el nuevo gobierno no solo tendrá que lidiar con estos desafíos que ya señalamos, ya que sobre eso se agrega una situación mas y es la maltrecha situación de las finanzas públicas que ha heredado del anterior inquilino de CAPRES.

Ya han comenzado a salir información de los malos manejos a los cuales fueron sometida la administración pública, y queda mas aún por salir a luz, situaciones contradictorias como, la falta de medicamentos en los hospitales, pero con medicinas vencidas en las bodegas del ministerio de salud, dejar a ANDA con $500 en caja, hospitales no construidos y la burla de decir que se mejoró el hospital rosales cuando lo único que se hizo fue construir un cuartito que mas parece vivienda que hospital, habría que revisar el destino de los mas de $160 millones de préstamos para la reconstrucción de hospitales que desde el 2002 se contrataron y que a esta fecha no se ve la construcción.

Semejante tarea de conducir este barco requerirá no solo del presidente electo y su grupo de trabajo, compuesto por ministros, viceministros, directores de instituciones, el partido político al que representa, sino también de otros actores como la sociedad civil, las empresas, la oposición (amén, de lo trillado que suena esto), cada uno desde su posición tal y como lo dice San Pablo a los corintios: “No todos somos ojos, ni todos somos manos, sino que cada uno trabaje en lo que se le delegó”, no todos podemos ser ministros, ni todos podemos ser directores, pero si como empleados poniendo diligencia para incrementar la productividad, como empresarios gestionando correctamente la actividad económica emprendida, la clase política acompañando las propuestas que generen beneficio a las mayorías.

1 comentario:

DEARmente dijo...

Bueno, y qué se le va a hacer ¿no?